Perseidas
Ceñida ya la tarde, a tus manos a tus ojos.
El tiempo es una suerte de cuervos,
un graznido anidando en cualquier rincón.
Detrás de cada hoja hay un salto de vacío.
Al caer abre un mundo que no corresponde a ningún vuelo de pájaro,
mariposa o polilla.
Discreta cumple el pacto entre la rama y la tierra.
Flotan hasta el último peldaño.
Así tú.
El segundo va desafiándome de a poco,
transpira y respira entre tu piel y la mía.
Profana nuestro espacio, nuestra cama.
No importa, mientras nos descifre en silencio, quieto.
Y el viento idealiza tu aroma hasta hacerlo girar entre mis piernas.
La noche encharcada.
Agosto tiene vaho en su interior.
Duermes, lates.
Perseidas.
Así el mundo.
Lo que no sabes, es que también sé ovillarme en ti.
¡Comparte!
Leave a Comment